Something like Love
Juntemos todas las palabras de amor.
¿Alcanzarán para crear un lenguaje?
Las peores películas son aquellas donde las figuras lloran a mares. Es el espectador quien debe llorar, no el personaje. Con el amor sucede algo parecido: Cada vez que miro Nazareno Cruz y el Lobo no puedo dejar de pensar que eso delante de mis ojos es la manifestación del amor. Lo sé como un saber simple, salido del cuerpo. Nazareno grita „Ehhhhhh“ y la cámara gira, gira y se acerca y se aleja enloquecida mientras Marcelo, el niño, pide „un fuego para saltar esta noche“. En esos primeros minutos los de este lado de la pantalla ya caímos rendidos sin remedio; al llegar la escena de los amantes en el río ya todos somos El Amor. Que luego los amantes se besen con o sin frenesí se convierte solamente en un detalle (ineludible, como los fuegos artificiales al final de un evento).
Cómo asir el significado del amor. ¿En sus representaciones? Algo así como: El amor es los amantes, es un estado de desmemoria y sopor, es esa levedad que inspiran algunas músicas, es el kitsch, los pensamientos, es deseo, deseo, deseo. Habría que incluir en la lista a los corazones dibujados en las piedras y a los sábados en un cine de transnoche, a las margaritas. ¿No será mejor medir el amor por lo contrario de lo que lo representa? ¿Será más real en su estado de ausencia? Después de todo, ¿qué es el amor sin su desamor, sin el olvido y la memoria, sin la melancolía de ya no ser amado, sin el desencanto y las heridas? Tal vez el amor sea como una adolescencia, un dios al alcance de la mano, o una mitología con sus pequeñas magias inútiles, para emular a Borges. Porque, el amor es mucho más que eso que te parte los huesos como un rayo, y mucho menos, más sencillo. Veamos esta carta-poema de amor de Julio Cortázar:
Todo lo que de vos quisiera
es tan poco en el fondo
porque en el fondo es todo
como un perro que pasa, una colina,
esas cosas de nada, cotidianas,
espiga y cabellera y dos terrones,
el olor de tu cuerpo,
lo que decís de cualquier cosa,
conmigo o contra mía,
todo eso es tan poco
yo lo quiero de vos porque te quiero.
Que mires más allá de mí,
que me ames con violenta prescindencia
del mañana, que el grito
de tu entrega se estrelle
en la cara de un jefe de oficina,
y que el placer que juntos inventamos
sea otro signo de la libertad.